Pues escribir lo que plantearé a continuación no es nada fácil.
De partida esto se genera en mi en base a cuestionamientos internos, a resolver mis inquietudes, que nacen por el motivo de dejar de ser victima del sufrimiento, dejar de ser víctima de las circunstancias que la vida nos depara.
Eso de andar enfermizo por la vida ya se ve que es tan natural, pensamos que es común enfermarnos de vez en cuando, que si no nos enfermamos ya empezamos a sospechar que algo raro nos pasa, ¡hahá!.
Es terrible que se normalice eso de andar enfermos, con gripe, resfriado, dolores de estómago, dolores de cabeza, dolores musculares, de huesos. La verdad que me siento apenado por no saber cómo se produce la enfermedad en mi propio cuerpo, porqué, para qué, con qué fin/propósito. Aunque la principal respuesta es debido a la desconexión casi absoluta con nosotros mismos, con nuestro interior. Nos enfocamos tanto a lo que está afuera, a lo que nos rodea que ni nos inmutamos que es lo que podría estar pasando dentro de nuestro(s) cuerpo(s).
Los extremos nos llevan a que nuestro cuerpo físico se vea afectado negativamente. Las adicciones y las carencias a menudo causan desequilibrio que nos hace enfermar. Por ejemplo: algo esencial como lo es el elemento del agua, consumida en exceso o en carencia nos hace daño, entonces imaginemos las sustancias (bebidas gaseosas, cigarrillos, chicle, alcohol, entre otras) que el comercio a creado de manera innecesaria producto de las riquezas vanas.
Pero como dice un versículo de la sagrada Biblia (Deuteronomio 8, 3): "Te hizo pasar necesidad, te hizo pasar hambre y te dio a comer maná que, ni tú, ni tus padres habían conocido, para mostrarte que no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios es vida para el hombre". Pues todo lo que entra por nuestros sentidos ordinarios (audición, tacto, olores, la visión) son receptores de alimento, de impresiones. Todo lo externo, nos provoca una reacción interna.
Los extremos nos llevan a que nuestro cuerpo físico se vea afectado negativamente. Las adicciones y las carencias a menudo causan desequilibrio que nos hace enfermar. Por ejemplo: algo esencial como lo es el elemento del agua, consumida en exceso o en carencia nos hace daño, entonces imaginemos las sustancias (bebidas gaseosas, cigarrillos, chicle, alcohol, entre otras) que el comercio a creado de manera innecesaria producto de las riquezas vanas.
Pero como dice un versículo de la sagrada Biblia (Deuteronomio 8, 3): "Te hizo pasar necesidad, te hizo pasar hambre y te dio a comer maná que, ni tú, ni tus padres habían conocido, para mostrarte que no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios es vida para el hombre". Pues todo lo que entra por nuestros sentidos ordinarios (audición, tacto, olores, la visión) son receptores de alimento, de impresiones. Todo lo externo, nos provoca una reacción interna.
Sólo nos queda tener la Voluntad para caminar en el sendero de al medio, para ir en pos del equilibrio en nuestras vidas. Está claro que en algún momento el cuerpo nos pide la ingesta de las sustancias nombradas anteriormente, aunque en realidad lo mejor que nos queda es la reflexión, ver de distintos puntos de vista, qué es lo que nos provoca en nosotros tomar esas sustancias, cuales son las consecuencias y lo mismo va para las impresiones de los otros sentidos.
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